Y es que sucede que a veces, al menos a veces, es
necesario hacer ciertas cosas, llegar a ciertos lugares, para
empezar a irse de ellos. A veces, es necesario besarte para despedirte. Decirte hola para pensar en adiós. A veces es necesario conocernos,
para empezar a olvidarnos. Son
las reglas del juego. Son las leyes de la vida. Son las injusticias que
quizás nos pueblan y van dejando de conmovernos. Soy yo, que ya no sufro tanto las caídas. Sos vos, que quizás ni siquiera te caés tanto como me
caigo yo, todavía, aunque preferiría haber aprendido justamente eso, a no caer,
en lugar de a no llorar cada vez que caigo. Es la vida, sólo
eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario